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Visita de nuestro fundador a María Madre de la Misericordia

Visita de nuestro fundador  a María Madre  de la Misericordia

El pasado martes 10 de febrero Juan Carlos Saucedo visito la comunidad María Madre de la Misericordia de la sede Cristo Te Sana,  que coordina Cecilia Monroy Galvis. Durante el encuentro,  nuestro fundador saludo a cada uno de sus integrantes, compartió con ellos un momento de oración ante la presencia de Jesús Sacramentado,  y los exhorto a la perseverancia, diciéndoles:

“La palabra de Dios en varios pasajes nos habla de la perseverancia y este, es un grupo perseverante de la Casa de la Misericordia. Eso es lo que nos va a llevar al cielo. La perseverancia en la oración, la perseverancia en los sacramentos, la perseverancia en el amor a lo que nos rodea, la perseverancia como decía en estos días la Palabra de Dios al amor fraterno. Ese amor que se ha ido construyendo  entre ustedes, porque aquí no solamente venimos a tener una relación con el señor, sino que también vemos al señor en medio de los hermanos y eso es una gran bendición”.

Momento que también aprovecho nuestro fundador para escuchar algunos  testimonios y  para recordarles a esta comunidad de la Casa de la Misericordia en la ciudad de Bogotá que se reúne todos los martes a las 3 de la tarde,  que esperaba que estuvieran encontrándose diariamente con la Palabra de Dios, contemplando al Señor en la Palabra y ojalá escribiendo lo que el Señor va diciéndoles todos los días.

Desde el oratorio de la sede Cristo Te Sana, Juan Carlos  también les dijo: “encontramos al Señor en el  Santísimo Sacramento del altar, en la eucaristía, en los hermanos y en la Palabra de Dios que de manera particular cada día nos habla. Cuando uno tiene un resentimiento y habla mal del prójimo o hace cosas indebidas va des formando esa creación de Dios. Las heridas del pasado, esas heridas que tuvimos con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestro cónyuge, con los jefes en el trabajo. Hay heridas que van quedando en nuestro corazón, y lo que hacen esas heridas es des formar la imagen perfecta de Dios.  Uno sin fe, vive como el hombre viejo, como si no hubiera llegado Cristo. Pero cuando llega Cristo lo que quiere es salvarnos de ese odio, salvarnos de ese resentimiento, salvarnos de esa herida. Cristo quiere que seamos felices, porque nos creó a su imagen y semejanza”.