Retiro del “Escándalo al Asombro”, Camilleros de la Misericordia, con el padre Ricardo Giraldo Múnera.

Dice la palabra, que Jesús viendo la fe de ellos al paralitico le perdona, viene entonces la reacción de los fariseos, como es que este hombre esta perdonando, si el único que perdona es Dios, y Jesús les dice: ¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil decir?: Tus pecados te son perdonados, o decir: levántate y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre, tiene potestad en la tierra para perdonar los pecados- se dirigió entonces al paralítico-, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. Él se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se atemorizó y glorifico a Dios por haber dado tal potestad a los hombres.
De esta experiencia analizamos varias realidades que pueden iluminar nuestras vidas. Una primera de ellas no es el escándalo porque Jesús sane, es que el escándalo peor es una Iglesia cerrada en sí misma, una Iglesia que busca a Jesús, la gente que busca a Jesús, pero tienen el corazón vacío, el corazón cerrado al otro, pero Jesús tiene un corazón abierto a todos. La Iglesia ideal, la casa ideal, como el Papa Francisco lo ha dicho, la tienda ideal, la tienda de campaña, el “Hospital de Campaña”. El Papa nos invita a ser “Oasis de Misericordia”. El Corazón de Jesús siempre nos acoge, la casa ideal es el Corazón de Jesús que siempre nos acoge y donde podemos encontrar refugio seguro. Santa Faustina en el Diario No. 1321, nos enseña que el corazón de Jesús, donde ella se refugiaba siempre es “fuente viva de toda gracia, único amparo y refugio nuestro”, en él tenemos la luz de la esperanza. El camino del Año Santo no es para que nos quedemos en la puerta, sino para que entremos al corazón de Jesús, y como Camilleros de la Misericordia le llevemos almas al corazón misericordioso de Jesús. El auténtico Camillero de la Misericordia, es el que nos lleva a Jesús. Este Año de la Misericordia debe llevarnos a fijarnos en la tragedia y el dolor del otro. La casa ideal es donde estoy seguro; el corazón de Jesús es el refugio más seguro. Cuando yo me encuentro con Jesús me hago uno con el otro, me hago una comunidad y no una casa llena de gente pero con un corazón cerrado. La casa ideal es una casa llena de gente donde se ponen en práctica los cuatro verbos de la misericordia: ver, conocer, acercarse y bajar, estar con el otro. Nosotros como el Cuerpo de Cristo, aprendemos desde este Sagrado Corazón, a ser acogedores, a mirar el dolor del hombre. que aprendemos desde este corazón a mirar el dolor del hombre. Es precisamente en la tienda de campaña, donde se nos invita a ser acogedores, a escuchar sus clamores, a escuchar su situación y acercarnos como Jesús.