Cesar García Falla

Cesar Augusto García Falla nació en el departamento de Risaralda en un pueblo llamado belén de umbría, es casado y tengo dos hijos
Desde su adolescencia y en la época de colegio tuvo la gracia de acercarse al señor por un compañero que hacia parte de la comunidad de los focolares.
A la Casa de la Misericordia llegó gracias a que sintió un vacío en su vida, luego de algunas eucaristías y rezar el rosario con las señoras de su parroquia se encontró un domingo con el programa de televisión En Ti Confió institucional de la obra, al escuchar a Juan Carlos decir que se había fundado la casa de la misericordia en la ciudad de Medellín le llamo la atención y empezó a asistir y rencontrase con el señor, Actualmente es el coordinador del programa Misioneros de la Misericordia una experiencia que le ha llenado su vida.
“Para mi representa mucho, que la casita este cumpliendo 25 años esto me convence que es una obra de Dios, que él ha puesto en nuestras manos, para que la administremos y que cada día tengamos que seguir luchando para que muchos otros se encuentren con el señor y empiecen a caminar con esta experiencia de la misericordia”.
Desde su papel como misionero le sugiere a la Casa de la Misericordia que se siga escuchando a Dios, que cada servidor tenga ese encuentro personal con el señor todos los días. He invita a las personas que no conocen la obra a que se acerquen y se dejen tocar por la Misericordia de Dios que abran su corazón.
Desde su adolescencia y en la época de colegio tuvo la gracia de acercarse al señor por un compañero que hacia parte de la comunidad de los focolares.
A la Casa de la Misericordia llegó gracias a que sintió un vacío en su vida, luego de algunas eucaristías y rezar el rosario con las señoras de su parroquia se encontró un domingo con el programa de televisión En Ti Confió institucional de la obra, al escuchar a Juan Carlos decir que se había fundado la casa de la misericordia en la ciudad de Medellín le llamo la atención y empezó a asistir y rencontrase con el señor, Actualmente es el coordinador del programa Misioneros de la Misericordia una experiencia que le ha llenado su vida.
“Para mi representa mucho, que la casita este cumpliendo 25 años esto me convence que es una obra de Dios, que él ha puesto en nuestras manos, para que la administremos y que cada día tengamos que seguir luchando para que muchos otros se encuentren con el señor y empiecen a caminar con esta experiencia de la misericordia”.
Desde su papel como misionero le sugiere a la Casa de la Misericordia que se siga escuchando a Dios, que cada servidor tenga ese encuentro personal con el señor todos los días. He invita a las personas que no conocen la obra a que se acerquen y se dejen tocar por la Misericordia de Dios que abran su corazón.