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Vivir bajo los rayos de la Misericordia

Vivir bajo los rayos de la Misericordia

Al terminar el Año Santo de la Misericordia, el papa Francisco afirma que el año como tal terminó, pero continúa el Tiempo de la Misericordia (cfr. Misericordia et misera 21), puesto que no deja de fluir el río inagotable de la misericordia del corazón mismo de la Trinidad. Por tanto, estamos en el Tiempo de la Misericordia, tiempo para vivir bajo los rayos de la misericordia.

Cuando Jesús le pidió a santa Faustina pintase una imagen tal cual veía (cfr DSF 47), mostraba un elemento “innovador” de Su Corazón; más que lo revelado siglos antes a santa Margarita María de Alacoque. Presentaba un elemento “nuevo”: dos rayos que surgían de Su Corazón.

¿Qué quería el Señor? Jesús mismo lo explicó respondiendo a la preguntas de la santa, por pedido de su director espiritual, el p. Miguel Sopoćko: “…significan la Sangre y el Agua. El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas. Ambos rayos brotaron de las entrañas más profundas de Mi misericordia cuando Mi Corazón agonizante fue abierto en la cruz por la lanza. Estos rayos protegen a las almas de la indignación de Mi Padre. Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios. …” (Diario 299).

En primera instancia, los dos rayos nos recuerdan lo sucedido cuando el soldado traspasó el corazón de Cristo, en la cruz: “y al instante salió sangre y agua” (Jn 19, 34). En esta sangre y agua brotadas del Salvador, se ha visto representada la Iglesia, los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía, y en especial el Espíritu Santo y su acción en el creyente. Afirma san Juan Pablo II en la homilía del domingo 30 de abril del 2000: “¡Sangre y agua! Y si la sangre evoca el sacrificio de la cruz y el don eucarístico, el agua, en la simbología joánica, no solo recuerda el bautismo, sino también el don del Espíritu Santo. (cf. Jn 3, 5; 4, 14; 7, 37-39).”

Desde lo alto de la cruz, el sediento Jesús hace el ofrecimiento de amor extremo: “¡Atención, sedientos!, acudan por agua, también los que no tienen dinero: vengan, compren trigo, coman sin pagar, vino y leche de balde” (Is 55, 1). Su mismo grito de Juan 6,33. Desde la Cruz, Jesús nos sumerge en el rio de su Espíritu, se cumple allí la visón del profeta del río de vida que surge del altar del templo (cfr. Ez 47, 1 ss.).

En la imagen, como en la cruz, Jesús se presenta como la fuente del Espíritu. “Cristo derrama esta misericordia sobre la humanidad mediante el envío del Espíritu que, en la Trinidad, es la Persona-Amor. Y ¿acaso no es la misericordia un “segundo nombre” del amor (cf. Dives in misericordia, 7), entendido en su aspecto más profundo y tierno, en su actitud de aliviar cualquier necesidad, sobre todo en su inmensa capacidad de perdón?” (San Juan Pablo II. Abril 30, 2000) que le lleva a exclamar: “¡Los rayos de tu misericordia divina devuelven la esperanza!” (22 de abril de 2001). “Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, porque no le alcanzará la justa mano de Dios. “ (DSF 299) afirma el Señor.

Más aún, los rayos nos recuerdan la acción santificante de los sacramentos, sobre todo el Bautismo y la Reconciliación, simbolizados por el agua que brotó del Corazón traspasado, que lava y purifica el alma y la Eucaristía, que alimenta al alma que ha vuelto a vivir por la vida de la gracia. Los sacramentos del bautismo y de la penitencia, purifican el alma, mientras que la alimenta plenamente la Eucaristía. Precisamente lo que el Señor explicó a la santa. (cfr. DSF 299).

La belleza de una vida vivida bajo los rayos de la Divina Misericordia.

San Juan, en su primera carta, afirma que el Espíritu Santo, el agua y a sangre, son testigos activos de la muerte salvífica de Cristo, (cfr. 1 Jn 5, 7-8). Quien vive bajo estos rayos es hecho testigo de Cristo. Dijo Jesús: “… A través de ti, los rayos de la misericordia pasaran al mundo…” (DSF 441).

Vivir bajo estos rayos exige vivir consciente y cotidianamente la Misericordia al modo de Jesús. Él se inclinó sobre todas las miserias humanas, tanto materiales como espirituales. Así nos enseñó que la misericordia sale al encuentro de todas las necesidades de los hombres. Si hemos sido “misericordiados”, es decir, si hemos recibido y experimentado la Misericordia, estamos llamados a “misericordiar”, a “usar misericordia”, sin excusarnos ni justificarnos (cfr. DSF 742), “sin demora, sin asco y sin miedo.” (EG 23).

Quien está bajo los rayos de la Misericordia, reconoce su vocación de apóstol de la Misericordia: “di que soy el Amor y la Misericordia Mismos” pedirá Jesús a santa Faustina (Diario, 1074).

Podríamos decir: Ser tocados por el rayo rojo es ser instrumentos de la Alianza, ser “instrumentos del perdón y del amor divino. Ser tocados por el rayo “pálido” es ser instrumentos de vida. Pero, algo de advertir: A diferencia del cuadro más conocido, pintado por Adolfo Hyla, en 1943, que nuestra santa no conoció, el cuadro “original”, pintado por Eugenio Kazimirovsky, bajo la guía de la santa, tiene un elemento muy especial: los rayos no están separados. ¡Se entremezclan! Un mensaje muy diciente: en cuanto a los sacramentos y la acción de Espíritu en el creyente. No son dos realidades separadas.

Vivir sumergidos en los rayos de la Misericordia. Es el Tiempo de la Misericordia. Sus rayos están fluyendo para toda la humanidad. “es el tiempo para todos y cada uno, para que nadie piense que esta fuera de la cercanía de Dios” (Metm 21, 2). Es tiempo de abrir las puertas del corazón a los rayos de la misericordia, (cfr. DSF 1507). Escucha la invitación: “Para ustedes se ha abierto esta herida en mi costado. “Gusten y vean qué bueno es el Señor”. Que vengan también los que no tienen con qué pagar: los que no tienen méritos, los que se sienten indignos y pecadores, los que ya no tienen ni fuerzas para rezar. Solo una cosa les pido a cambio: su sed, su deseo: que no se sientan llenos de todo, auto-suficientes. ¡Les pido fe!”

Para los estudiosos:

Rayos, en el DSF:

A la luz de los rayos de Tu misericordia he conocido cuánto me amas, 1487

A toda la especie humana, 72

A través de ti, los rayos de la misericordia pasarán al mundo, 441

Acción en el alma, 605, 1486

Acción en el corazón, 370

Alma bajo los rayos del amor, 104

Almas que confían irradian gracias a los demás, 1074

Bendices a quien se acerca a Tus rayos, 1

Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos, 299

Brotaron Mi Corazón agonizante fue abierto por la lanza, 299

Cambiar el mundo, 1000

Concédeme un rayo de tu Luz, 727

Corazón, fuente de Misericordia de donde brotan rayos de gracias sobre toda la raza humana, 72

De la abertura de la túnica en el pecho, 47

De la custodia extendiéndose en la Iglesia, 370

De la Eucaristía, 336, 344, 370, 420, 441, 657, 1046, 1462, (ver también la Eucaristía: Rayos de)

De la herida abierta del Corazón misericordioso de Jesús, 1309

De la Hostia al mundo, 1046

De la Hostia en manos del clero, 344

De la Imagen, atravesando la Hostia, 441

De la Imagen, penetrando el corazón de las personas, 417

De las heridas de los clavos de las manos y los pies del salvador, saldrán grandes luces, 83

Deja entrar en tu alma los rayos de la gracia, 1486

Deje que los rayos de la gracia de entrar de 1486

Del Corazón de María, 33 (ver también María, Madre de Dios)

Del costado de Cristo, 648

Desde el Corazón de Jesús, 72, 87, 177, 414, 465, 836, 1559, 1565, 1796

Desde resplandor, un rayo claro traspaso mi corazón, 439

Deseo que en todas las almas se refleje los rayos de Tu misericordia, 1488

Divinidad irradia a través del alma, 1336

Dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido, 47

En los rayos de Tu misericordia se sumerge mi alma todos los días, 697

Envolviendo un enfermo, 1565

Envuelta por rayos, 759, 1559

Esfuerzo por ser transparente como un cristal, 805

Estigmas, 759

Expongo mi corazón a la acción de Tu gracia, como el cristal a los rayos del sol, 1336

Extendidos sobre el mundo, 87, 420, 441, 1046, 1796

Extendidos sobre la Iglesia, 370

Fiesta de 1935, 420

Hacen ver los más pequeños granitos de polvo que no agradan a Dios, 71

Inundan el mundo, 1309

Me queman las llamas de la misericordia, deseo derramarlas sobre las almas de los hombres, 1074

Mientras rezaba la coronilla, 1565

Misericordia pasa a través del corazón, 528

Necesario que el pecador abra las puertas del corazón a los rayos de la misericordia, 1507

Oración para envolver a los no-creyentes, 780

Oración, 71, 72, 465, 514, 780, 836, 852, 1000, 1553

Oración: dulce rayo divino, ilumíname hasta los rincones más secretos, 852

Oración: Que los rayos de la misericordia descansen en mi corazón, 514

Pasan por el Corazón de Jesús, como a través de un Cristal, 528, 1553

Pasaron a las manos de mi confesor, de los eclesiásticos y a las de la gente, 344

Procuraré la máxima pureza del alma, para que los rayos de la gracia de Dios se reflejen con toda su claridad, 805

Protégeme con Tus rayos de todo lo que me aleja de Ti, 465

Rayos me queman y hacen estallar mi pecho y mis entrañas, 491

Refugio de, 299

Señor bajó hacia mi miseria como un rayos de sol hacia la tierra infértil, 605

Significado, 299

Sobre cada una de las hermanas y sobre las alumnas, 336

Tomo en las manos estos dos rayos que brotaron de Tu Corazón misericordioso, y las derramo sobre toda la faz de la tierra, 836