Jesús ha venido a “Salvar tu Familia”

Escuchamos a diario que Jesús ha venido a salvar lo que estaba perdido, y equiparamos esta frase a los pecadores, los que están alejados de él, ellos son los que lo necesitan, como si nosotros no necesitáramos su salvación y acción en nuestra vida. ¿Será que mi familia, mi hogar, mi relación de pareja, mis hijos, yo misma estoy vacunándome para creer que no necesito que Jesús actué en mí y en mi hogar? Nos amamos tan poco, que se nos hace imposible que Jesús quiera entrar a formar parte de nuestra historia.
¿Si tú crees que tu matrimonio está perdido? Jesús lo quiere salvar, si piensas que tus hijos están perdidos, Jesús los quiere salvar, donde dejamos actuar a Jesús hay esperanza, porque Jesús ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido. Jesús te está buscando, busca tu hogar, a tu esposo a tus hijos, te busca a ti.
Hay familias que no están preparadas para el sufrimiento y la necesidad, porque lo tienen todo, tienen dinero, tienen trabajo, tienen comodidades y lujos, cuantos programas en televisión vemos a diario a través de las redes privadas que muestran la vida de familias millonarias que lo tienen todo aparentemente pero no son felices, viven deprimidos y tristes, lo tienen todo materialmente pero les falta lo esencial, les falta la persona que puede darle sentido a sus vidas, a sus relaciones, les falta llenar sus corazones con la presencia de Cristo, les falta Jesús. No es que tener comodidades este mal, está mal si por tenerlas sacrificamos el tiempo de nuestra familia, está mal si materializamos nuestras relaciones y en lugar de afecto damos regalos, a veces la excesiva comodidad hace que se pierda la familia, cuando los hijos tienen todo y no les falta nada los estamos preparando para sufrir, les estamos mostrando un mundo irreal porque la vida real no es así. Hay familias tan pobres que lo único que tienen es dinero.
Una familia centrada en el “deme”, en el “mío”, en el “esto me pertenece” o yo “me lo merezco” está condenada a fracasar. El matrimonio es un recibir pero también es dar y darse por completo, cimentamos nuestro matrimonio sobre bases seguras cuando compartimos, cuando entregamos. El matrimonio tiene sentido cuando te sientes útil, cuando sientes que aún puedes hacer feliz a tu pareja, que todavía le puedes dar y acompañar.
Si queremos que Jesús salve nuestras familias, oremos por ellas, discutamos menos y oremos más, compartamos la Palabra diaria, escuchemos lo que el Señor tiene que decirnos, tienes en tus manos el manual del misionero el Misericordia día a día, realiza tu camino de oración personal en familia, deja que el Señor les hable y aprendan a reflexionar y compartir la Palabra.