El Yugo desigual

Cuando escuchamos esta palabra “Yugo desigual” inmediatamente pensamos en los hermanos de otras denominaciones religiosas, quienes afirman que los miembros de sus comunidades no pueden contraer matrimonio con miembros de otras iglesias o con no creyentes y bueno tienen razón o al menos esa es la invitación que hace San Pablo a la iglesia de Corinto, pero no se refería exclusivamente a la relación matrimonial, habla de todo tipo de relación.
Tengo en mi casa dos perritos, una perrita ya vieja y un cachorro juguetón e inquieto que vive retando a la pobre perra a que lo siga en sus juegos. En alguna oportunidad viendo sus bríos y su fuerza los compare con una pareja en yugo desigual que bien podría ser un hombre mayor con una jovencita o una mujer mayor con un muchacho, cuando el hombre o la mujer es mayor y ya ha vivido el ímpetu de la juventud quiere tranquilidad, busca actividades que le ofrezcan serenidad y pocos riesgos, sobre todo a nivel sentimental, un individuo que ha tenido una relación estable ha pasado por sus etapas, donde se descubre al otro, se disfruta al otro, se ama al otro y se reposa con el otro, pero cuando se enfrenta a una nueva relación después de una separación o una viudez y su elección la hace con una persona menor, irremediablemente va a tener que vivir lo que vive mi pobre perra, que mientras ella quiere estar echada y tranquila el cachorro se le viene encima, la muerde, la corretea y la fatiga al punto de dejarla tirada, agotada y fuera del juego. El hombre que opta por una mujercita joven tiene que prepararse para sacar fuerzas y energía que tal vez ya ni con ayuda farmacéutica va a conseguir, probablemente hacia los cincuenta años piense que aún tiene muchos cartuchos que quemar y es posible, pero cuando a la vuelta de diez años más, el ya tenga sesenta y su enamorada o el enamorado en el caso de la mujer sea de treinta y cinco o menos o bueno de cuarenta, ¡Son veinte años de diferencia! ¡dos generaciones distintas! Esto si lo podemos llamar un yugo desigual a menos que el hombrecito tenga mentalidad de enano o la señorita de abuela, y quiera pasar el resto de su vida cuidándola de los hombres de su generación “la de ella” porque la suya ya será generación que estará cuidando nietos.
Con el tiempo se dan desavenencias que implican las costumbres, la forma de relacionarse y de tomar decisiones, hay que entender que el más joven querrá hacer actividades acordes a su edad mientras el mayor tendrá otros intereses, llega un punto del ciclo vital en que ya no se pueden compartir los mismos intereses, y la misma naturaleza les recuerda el yugo desigual, cuando la diferencia de edad no le permita a uno de los dos cumplir con los requerimientos básicos de una relación de pareja. El sueño de toda pareja es llegar a envejecer juntos, sería oportuno preguntarse ¿qué pasa cuando uno llega a la vejez primero que el otro?
El Yugo es un instrumento de unión entre dos individuos con el fin de que caminen en la misma dirección, San Pablo en 2 Cor. 6,14 dice “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos, porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? En una relación en yugo desigual cada uno intenta vivir su proyecto de vida en direcciones diferentes, y si la diferencia de edad pone en juego la estabilidad y felicidad del individuo ¿imagínese cuando hay vías contrarias en lo espiritual? No le abras tu corazón a alguien que no abre la Palabra de Dios.
No le deseo a nadie la vida de mi perra, ella estaba muy tranquila y era realmente feliz hasta que llegó este cachorro y le desestabilizó la vida. El riesgo no se corre solamente cuando nos relacionamos con no creyentes, se corre cuando no tenemos la suficiente sabiduría y discernimiento para hacer nuestras elecciones, ponemos en riesgo nuestra tranquilidad al tomar decisiones que nos satisfacen momentáneamente pero no dan respuestas ni estabilidad a futuro. El yugo desigual, una decisión que debe ser orada.