Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde

Es un dicho que acostumbramos aplicar al trabajo, a los amigos, a la salud pero se nos olvida aplicarlo a la familia y específicamente a la relación de pareja.
Si nos preguntan qué tenemos, cuáles son nuestras posesiones, nuestros valores, hablamos de los bienes materiales, los títulos, un gran empleo, casa, carro, pero realmente lo que tenemos, si es que lo hemos cultivado, es el amor de nuestra familia.
Valoramos más las cosas materiales, por ejemplo el computador, por eso lo protegemos con un antivirus, la casa por eso le ponemos rejas, seguridad, el carro lo aseguramos por si nos lo roban; así deberíamos asegurar no a nuestro esposo o a la esposa, sino asegurar nuestro corazón. Hoy no hay manera de cuidar a nadie, el que quiere ser infiel, el que quiere echar a perder su matrimonio y su vida aunque lo vigiles encontrará la forma de engañar, de cometer una tontería y perder lo que había alcanzado. No se trata de vigilar al otro, se trata de proteger tu corazón, esto es valorar.
Ninguna infidelidad comienza con amor a primera vista, comienza porque pedimos o damos el número del teléfono, el número del celular, el pin del blackberry, una invitación a comer que hacemos o que aceptamos y creemos que de ahí no va a pasar y luego no sabemos cómo salir del problema. Valorar significa no te metas en problemas, protege tu corazón.
Dice el Evangelio que “el que encuentra una perla preciosa, vende las perlitas para comprar la perla preciosa” vende las otras perlitas, que no son baratijas, son también valiosas, tu trabajo es una perlita, la reunión semanal con tus amigas o amigos son perlitas, tus padres son perlitas, tus idas al gimnasio, tus hermanos no son baratijas son perlitas pero tienes que estar dispuesto a perderlas para quedarte con la perla preciosa: tu esposo, tu esposa. Pregúntate hoy ¿qué cosas importantes “perlitas” se interponen en tu relación de pareja? y ¿sí estás dispuesto o dispuesta a abandonarlas para quedarte con la de mayor valor? Eso sólo lo sabes tú, qué tanto valoras la relación de pareja y qué dejarías por preservarla.
Todos podemos cambiar, no podemos quedarnos como estamos si vamos a continuar juntos, tenemos que sacrificar algo para alcanzar un bien mayor. San Pablo nos dice que llevamos tesoros en vasijas de barro, eso se aplica al matrimonio, ¿Cuál tesoro? Nuestro amor, los hijos, lo que hemos sembrado, no vamos a sembrar y a abandonar la cosecha; nadie siembra y deja que se pierda el fruto de su trabajo. Los matrimonios se pierden porque no se valora lo que se tiene, por eso no se protege la relación. ¿Qué tienes que valorar? una mujer, un hombre, unos hijos que te aman.
Proteger tu corazón es defenderlo de la tentación de los sentimientos; que te enamoraste de otro, ¡pues desenamórate!; que otra te está gustando, ¡pues huye! Defiende y protege tu relación, defenderla es protegerte de tus propias pasiones, que tienes problemas con la monotonía, el aburrimiento en tu matrimonio, pues ponte alerta y lucha por desterrarlos todos los días. Hay etapas en el matrimonio en que se siente que se perdió el encanto, las mujeres el príncipe azul ya no lo vemos como un príncipe y menos azul y los hombres pasan por tres etapas: en la primera les gustan todas las mujeres, en la segunda sólo les gusta una y en la tercera les gustan todas menos una, su mujer. Amar es consecuencia de un trabajo que se tiene que hacer todos los días; implica esfuerzo, dedicación, constancia. Con la pareja no hay ningún vínculo diferente al amor; con los hijos hay lazos de sangre igual que con los padres y con los hermanos; con el esposo no, con el esposo y la esposa, o se cuida y se protege el Amor o se pierde todo. Nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde ¡que no le pase a usted!