El “fracaso” de la cruz es el triunfo de la Misericordia Divina
Iniciamos el camino de cuaresma, que lleva a la tragedia de la cruz, como último paso al gozo de la Pascua. Cuaresma es un buen tiempo de contemplación del misterio de la cruz. Misterio de misericordia.
¿Qué significa la cruz para muchos? Una cruz en el camino puedes recordar que allí alguien murió, pero también la fe cristiana; para quien recibe una tarjeta con una corona mortuoria o una cruz es amenaza de sentencia de muerte; o un gran crucifijo en un templo recuerda que gracias al crucificado nos reunimos como familia de Dios, y también es signo de la vida que Dios ofrece a todos. Otros la llevan al pecho como signo de su consagración o de autoridad; y también el poder de Jesús sobre la muerte; para ciertos grupos nada tiene que ver con Cristo y es más un rechazo, como las sectas satánicas o el nazismo.
Sin embargo, recordemos el escándalo que suscito en los discípulos el anuncio del maestro sobre su muerte violenta en la cruz (cfr. Marcos 8: 31-38) es un escándalo. ¿Por qué?
La crucifixión surgió entre asirios y babilonios en el siglo VI AC. Los romanos la adoptan y utilizan como elemento de oprobio para los rebeldes, esclavos y para enemigos criminales odiados. Condenar al patíbulo de la cruz era mostrar que había perdido su condición de ciudadano. Por eso se le llama también el suplicio propio de los esclavos.
Y para los judíos (cfr. Deut 21, 22-23) era la culminación de la pena capital y el reo ejecutado era colocado en un árbol como escarmiento para los demás. La condena a sufrir la muerte de cruz, que solo la podía imponer el procurador romano, podría ser también un castigo judío, como un castigo por blasfemia y como signo de que Dios maldecía al crucificado.
Así, Jesús crucificado aparecía como un maldito de Dios. Entonces podemos entender por qué, para los discípulos que caminaban hacia Emaús (cfr. Lucas 24), veían como un fracaso a su maestro en la cruz. También para Pablo la cruz habla de un escándalo (1 Corintios 1, 22); Pablo reconoce que “Cristo se hizo maldición por nosotros” (Gálatas 3, 12-13). Pero este escándalo sintetiza el amor y la entrega de Jesús por nosotros para darnos la salvación: Dios Padre nos ha amado con Amor eterno y este amor se ha manifestado en la entrega de Su Hijo hasta la muerte para conquistarnos para Dios (Cfr. Rom 5, 5. 8, 32; Jn 3, 14-16). Jesús “murió por todos para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó. (2 Corintios 5, 15).
Pero el Crucificado venció la muerte, venció la cruz, con Su Resurrección. Entonces, el que está en Cristo es una nueva creación, pasó lo viejo, todo es nuevo (2 Cor 5, 17). Como afirma el papa Benedicto XVI: “La Cruz salvadora es la “plena manifestación de la grandeza de Dios como Padre todopoderoso”, pues en ella Dios nos perdona los pecados y nos lleva a participar de la resurrección de Cristo… En definitiva: “Este es el verdadero, auténtico y perfecto poder divino: Entonces el mal es en verdad vencido porque es lavado por el amor de Dios; entonces la muerte es definitivamente derrotada porque es transformada en don de la vida. Dios Padre resucita al Hijo: la muerte, el gran enemigo (cf. 1 Cor. 15, 26), es privada de su veneno (cf. 1 Cor. 15, 54-55), y nosotros, liberados del pecado, podemos acceder a nuestra realidad de hijos de Dios.” (Audiencia general del 30 de enero 2013). Y allí radica la sabiduría de la cruz.
La cruz como maestra de la Misericordia. Jesús a los discípulos y apóstoles de la misericordia nos invita a contemplar la cruz y aprender de ella: “… Deseo que conozcas más profundamente el amor que arde en Mi Corazón por las almas y tu comprenderás esto cuando medites Mi Pasión. …” (DSF 186; ver 1761, 1512).
La cruz es una verdadera cátedra de Misericordia y Cristo es el maestro por excelencia. Así el ejercicio piadoso del viacrucis se convierte en 14 lecciones de la Pasión y Misericordia.
Para hacer el VIACRUCIS en esta cuaresma quiero proponerte 14 estaciones desde Marcos. Los relatos evangélicos de la Pasión tienen como base a Marcos. Él hace un relato kerigmático, con la proclamación de Jesús como “Hijo de Dios” al inicio (Mc 1, 1), y al final, a los pies de la cruz, en boca del centurión (Mc 15, 39). Expone los hechos en su realidad objetiva, desconcertante. Pone de relieve los contrastes: la cruz es escandalosa, no obstante revela al Hijo de Dios.
Para iniciar: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero.
- Jesús anuncia Su Pasión. (Marcos 8, 31-33)
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero. (En cada estación).
- Jesús celebra Su última cena con sus discípulos y la institución de la Eucaristía. (Marcos 14, 22-25).
III. Oración de Jesús en el huerto. (Marcos 14, 32-42).
- Prendimiento de Jesús. (Marcos 14, 43-50).
- El juicio de Jesús por el Sanedrín. Falsos testimonios. (Marcos 14, 53. 55-59).
- Burlas a Jesús. (Marcos 14, 65).
VII. Negaciones de Pedro. (Marcos 14, 54. 66-72).
VIII. Jesús ante Pilato. El grito del pueblo: “¡Crucifícale!” (Marcos 15, 1-5. 13-14)
- La flagelación y coronación de espinas. (Marcos 15, 15-20a).
- El camino al Calvario. Obligan al Cireneo a llevar la cruz. (Marcos 15, 20b-22).
- Jesús es crucificado junto con dos malhechores. (Marcos 15, 22-28)
XII. Jesús es ultrajado en la Cruz. (Marcos 15, 29-32).
XIII. Cuarta palabra de Jesús y su muerte en la Cruz. (Marcos 15, 33-35).
XIV. Jesús es bajado de la cruz y sepultado. (Marcos 15, 42-47).
Oración final: Expiraste, Jesús, pero la fuente de vida brotó para las almas y el mar de misericordia se abrió para el mundo entero. Oh fuente de vida, insondable Misericordia Divina, abarca al mundo entero y derrámate sobre nosotros.
Terminamos diciendo tres veces: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.