Fiesta de la Misericordia en el Año Jubilar

Desde muy temprano los servidores de nuestra sede Cristo Te Sana en la ciudad de Bogotá, se dieron cita en el Auditorio Juan Pablo II de la Asociación María Santificadora para vivir esta gran celebración del Domingo de la Divina Misericordia.
Un día de gran bendición, de indulgencia y del “Jubileo de los devotos de la espiritualidad de la Divina Misericordia” en el contexto del Año Jubilar, pensado y querido por el Papa Francisco, para que todos puedan sentir cercana la misericordia de Dios, especialmente los que sufren, los que están atribulados y tienen necesidad de consolación, para que cada uno, mirando el rostro de Jesús, se pueda sentir amado y consolado.
Como Invitados Especiales nos acompañaron el padre agustino Héctor Calderón con el tema: “La belleza del amor salvífico de Dios manifestado en Jesucristo muerto y resucitado”, y padre Álvaro Jaramillo con su enseñanza: “La misericordia de Dios transforma el corazón del hombre haciéndole capaz de misericordia”, y en la tarde el diacóno Armando Lacoutier con una enseñanza sobre el “Año Jubilar de la Misericordia”.
Luego vivimos un momento especial de Adoración Eucarística en procesión con el Santísimo por el Auditorio y la Hora de la Misericordia. Durante la Eucaristía 12 servidores se consagraron, y al final se realizó la bendición de las imágenes .
El 30 de abril del año 2000, en la canonización de Santa Faustina, san Juan Pablo II, luego de la Homilía, anunció: «En todo el mundo, el segundo Domingo de Pascua recibirá el nombre de Domingo de la Divina Misericordia. Una invitación perenne para el mundo cristiano a afrontar, con confianza en la benevolencia divina, las dificultades y las pruebas que esperan al género humano en los años venideros».
Instituyó, así, oficialmente el Domingo de la Divina Misericordia a celebrarse todos los años el Domingo siguiente a la Pascua de Resurrección. Respondía el Papa a los deseos del Señor Jesús expresados muchas veces a santa Faustina: "Deseo que el primer Domingo después de la Pascua de Resurrección sea la Fiesta de la Misericordia." (DSF 299. Cfr. 49, 206. 280. 699. etc.)
Nos reunimos el II Domingo de Pascua para tener este encuentro con la Divina Misericordia congregados por el lema propio del Año santo Jubilar: “Misericordiosos como el Padre” (Lc 6,36) . Un día para glorificar la Misericordia y de allí sacar motivaciones para un anuncio valiente con palabras y obras de la Misericordia Divina, esperanza para la humanidad, como también nos invita el Papa Francisco en la Bula convocatoria al Año Santo de la Misericordia.
Por este motivo, la Casa de la Misericordia como movimiento de laicos que vive el bautismo iluminado por el Mensaje de la Misericordia dado a Santa Faustina, como forma concreta de encarnar el evangelio; celebró de una manera muy especial esta gran Fiesta de la Misericordia en el marco del Año Jubilar, acercando a la gente a una vida de intercesión, a una vida de oración, a una vida de encuentro orante con la Palabra y a una vida de amor al prójimo; acogiendo la invitación que nos ha hecho el Papa Francisco, para que todos los cristianos vivamos este Año Jubilar con un nuevo compromiso de testimoniar con mayor entusiasmo y convicción la propia fe, y como miembros de la Iglesia Católica, ser en el mundo signos vivos del amor del Padre, dejando que Dios transforme nuestro corazón haciéndole capaz de misericordia.
Así el Señor se lo había dicho a Santa Faustina ( DSF No. 742): "Exijo de ti obras de misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte" "Te doy tres formas de ejercer misericordia al prójimo: la primera es la acción, la segunda es la palabra, y la tercera es la oración. En estas tres formas está contenida la plenitud de la misericordia y es el testimonio irrefutable del amor hacía Mí" (Diario, 742).